Experiencia Personal: Una Carrera en Negocios Internacionales

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La vida con la que fantaseaba de pequeño, de adolescente, y aún de joven-adulto, empezó el día en que decidí estudiar negocios internacionales, no porque ese fuera mi sueño, sino porque con eso allegué parte de las herramientas para alcanzarla. Pero cada día es la vida misma la que nos procura evidencias de que lograr los sueños no es particularmente una empresa fácil, si bien tampoco es una empresa difícil ni imposible, y no tardó ella en ofrecérmelas a mí.
Me aceptaron en la Universidad Santo Tomás, en 2007 ingresé. Desde el principio las materias relacionadas con administración, mercadeo y política despertaron mi interés, pero fue la investigación la que me embelesó. Por ello desde segundo semestre la abordé y consideré mi mayor fuente de formación. Me especialicé en el sector cafetero colombiano, concluí varias investigaciones, publiqué artículos y obtuve calificaciones meritorias en varias de mis ponencias. Conocí a algunos jóvenes políticos y me incorporé a las Juventudes de Cambio Radical; participé como voluntario en campañas para casi todos los escaños disponibles en el país, debatí, hice política e incluso dirigí una campaña por una curul en la JAL de Engativá, un proyecto que empezó en una clase de la universidad y terminó con la comunidad. Con un amigo creamos una empresa, importábamos cigarrillos de Indonesia y los vendíamos en Bogotá. Me gradué, ocupé el segundo lugar en mi promoción y me otorgaron la distinción honorífica Cum Laude; y aun habiendo hecho y logrado todo lo anterior (y más) tuve dificultades para ubicarme laboralmente, o en otras palabras, para continuar con la ejecución del plan.
Contribuir mucho sin soñar lo imposible, en un país en el que necesitamos hacer la vida de muchas personas digna y posible, es necesario y más que eso, obligatorio. Quizá sea uno de los problemas del país y su sistema educativo, el que los profesionales que formamos no sean específicamente lo que las empresas buscan o la patria necesita. Acaso fue eso lo que me ocurrió y aunque no pueda colaborar para mejorar la educación, pues me sé no apto, sí se me ocurren maneras para conjurar algunos problemas del país, abordándolos desde otra perspectiva, la del marketing; después de todo y por ventura, cambiando la manera de acercarnos y entender las cosas podamos construir los puentes que se precisan entre el problema y la solución.
Hoy que nos sabemos atraídos por el prestigio de lo

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